Cuando el pasado abril el Gobierno chino hizo públicos los resultados del censo efectuado a finales de 2010, lo datos confirmaron con números y porcentajes algo que ya sabían y preocupa desde hace tiempo a las autoridades: el país más poblado del mundo, con 1.339 millones de almas, es cada vez más anciano.

Esta situación -consecuencia directa de la política de hijo único y la modernización experimentada por China en las últimas décadas- representa un serio problema. Los demógrafos y economistas han advertido que tendrá un gran impacto en el futuro en el mercado laboral de la segunda economía del mundo, debido a la disminución de la cifra de potenciales trabajadores, y amenaza el equilibrio social, ante la reducción paulatina del porcentaje de gente activa disponible para sostener a la creciente tercera edad.
"En los últimos 10 años, la población de todas las 31 provincias, municipalidades y regiones autónomas ha crecido, y todas se enfrentan a un problema de rápido envejecimiento", afirmó al presentar el censo Ma Jiantang, alto funcionario de la Oficina Nacional de Estadísticas, quien insistió en que la tendencia es más pronunciada en las zonas costeras y las más desarrolladas.
No han pasado ni siquiera tres meses, y ya han surgido iniciativas para hacer frente a la situación. Han llegado en primer lugar de Guangdong, una de las zonas costeras más desarrolladas del país a las que se refería Ma. Las autoridades de la provincia sureña -la más poblada de China y una de las más industrializadas- han solicitado a Pekín que relaje la estricta política de planificación familiar para permitir a los matrimonios tener dos hijos si el padre o la madre son hijos únicos.
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Guangdong tiene 104 millones de habitantes, de ellos más de 10 millones con más de 60 años. El número de personas pertenecientes a la tercera edad aumenta alrededor del 3,5% al año. Se prevé que la provincia tenga 135 millones de habitantes para 2015.

Pekín asegura, sin embargo, que ha evitado 400 millones de nacimientos -35 millones de ellos en Guangdong- y ha permitido al país desarrollarse más rápido. Además, recuerda que China continúa siendo un país en desarrollo y que aún está muy lejos de las economías más avanzadas en renta per cápita.
La política de hijo único, introducida en 1979, tiene excepciones; entre ellas, los miembros de las minorías étnicas, residentes en las zonas rurales cuyo primer hijo es una niña y parejas en las cuales ambos no tienen hermanos. En los últimos años, ha sido cada vez más cuestionada entre las nuevas clases adineradas, que están presionando a las autoridades para que la modifiquen. Famosos y ricos tienen a menudo un segundo hijo y pagan la correspondiente multa, lo que ha provocado fuertes críticas entre quienes consideran que el sistema es discriminatorio.
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